10 pinturas de Gustav Klimt que debes conocer además de El Beso
Publicado el: 08/04/19

En 2013 apareció en las redes sociales una imagen que en tan sólo cinco horas ya era tendencia mundial. Se trataba de un edificio en ruinas debido a los ataques en Siria que había sido intervenido recreando la famosa pintura de Gustav Klimt "El Beso". La belleza de la pintura de principios del siglo XX se contraponía con la devastadora sensación de ver un edificio en el que poco tiempo antes habían sucedido crímenes contra la humanidad e hizo que el mundo entero viera con otros ojos la guerra, pero también al arte. Después se supo que el trabajo del artista Tamman Azzam, culpable de la melancólicamente bella obra, fue hecho a partir de herramientas digitales y que ese muro en realidad no existe, pero el daño estaba hecho; yuxtaponer ambos elementos —arte y guerra— llamaron a miles, si no es que a millones de ojos, a que vieran la situación de todo un país que estaba sufriendo y del que apenas comenzábamos a ver las consecuencias. 


gustav klimt beso



Un beso, una de las señales más puras de amor, es justamente la marca de la obra más famosa del pintor Gustav Klimt. El pintor austriaco jugó con el simbolismo, el puntillismo y aprovechó las entonces nacientes vanguardias para darle un estilo único a su obra, la cual es reconocible viendo solamente una pequeña parte de la totalidad de un cuadro. La naturaleza orgánica mezclada con el brillo característico de sus obras y una increíble carga erótica que te invita a perderte entre cada pincelada que se convierte en una excitante curva (en su mayoría femenina), hacen que su trabajo sea tan particular. A pesar de que tiene un estilo único y alguno podría considerar que sus obras simplemente tienen pequeñas variaciones una de la otra, eso no es cierto; por eso te dejamos otras diez pinturas de Gustav Klimt que no son "El Beso" para que descubras a un hombre que logró inmortalizarse a través de su obra. 


"El Parque" (1909)


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Una de las muestras de la época de puntillismo del artista. A diferencia de cuadros como los de Seurat, Klimt no buscó darle perfección óptica a la obra, su libertad creativa parecía influenciada por el Romanticismo previo al Impresionismo que se gestó en su época. El cuadro es totalmente absorbente; podemos pensar en Pollock o Kusama, quienes hicieron algo parecido más de medio siglo después y Klimt continúa sorprendiendo por la elegante dimensionalidad que le dio a la pintura en su parte más baja. 

"Las tres edades de la mujer" (1905)


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Simbolista, palabra por la que Klimt fue conocido con el paso del tiempo y que dio paso a una interpretación bastante profunda de sus cuadros. Más allá de la forma y el fondo, las características de la obra de Klimt llegaban a niveles sociales, pero también universales, pues tomaba las grandes cuestiones humanas para crear un impacto real en nosotros. La pureza de la infancia, la sensualidad y consagración de la belleza en la juventud, y aunque podemos alegar a una sabiduría y plenitud, el cuerpo envejecido con la cabeza inclinada y tonos mucho más oscuros parecen hablar de la degeneración natural del cuerpo en la vejez. 


"Muerte y Vida" (1908)


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La inevitabilidad de la muerte se entiende de distintas formas; algunos la aceptan, entienden y hasta coquetean con ella mientras que otros rehuyen, niegan y la evitan a toda costa. Parece que esas son las reacciones de las personas en éste, uno de los cuadros más famosos del pintor de la secesión vienesa. Otra de las interpretaciones que se le ha dado es que la muerte siempre está acechando, pero que nunca podrá contra el inevitable círculo de la vida que siempre se encuentra en movimiento. La Muerte, llena de cruces cristianas y con una sonrisa macabra, se contrapone en soledad contra las bellas figuras contorneadas de las personas. Un verdadero tributo a la vida por parte de Klimt.


"La Virgen" (1913)


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¿Puedes encontrar sutileza y erotismo más sublime que en las pinturas de Klimt? No se puede negar que Schiele está muy cerca, pero su fuerza explícita lo llevan por un camino distinto y esta obra en la que podemos ver las distintas etapas del camino para convertirse en mujer, desembocan en lo que para muchos es el principio y el fin: el sexo. Una bella mujer cuyo rostro evoca felicidad y placer, se encuentra con las piernas abiertas cubierta por un manto lleno de los característicos símbolos del pintor y descansa entre otras mujeres que nos invitan a admirar el verdadero significado de belleza y arte. 


"Judith I" (1901)


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La cara orgásmica tras haber perpetrado un asesinato casi nunca se podría definir como algo bello o sensual, pero hablando de un mito bíblico y con el trazo de Klimt, no queda más que entregarnos a la peligrosa sexualidad que "Judith I" despide. El cuello largo, la delicada desnudez, la cara entregada al éxtasis tras haber matado al hombre que sometía a su pueblo y claro, la cabeza del enemigo; todo acompañado del oro y el negro característicos del pintor, que hacen de este cuadro un impresionante juego que contrapone el mito y la emoción. 


"Retrato de Adele Bloch Bauer I" (1907)


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Tal vez el rostro es mucho más sensual en la pintura de Judith, pero la modelo aquí recibe el crédito. Adele fue a quien Klimt llegó a retratar en distintas ocasiones y en este cuadro demuestra con gracia lo que era capaz de hacer en una obra. Influenciado en la pintura egipcia, Klimt agregó sus característicos elementos dorados sin dejar fuera el naturalismo que también era común en la época; al mismo tiempo, la ornamentación contrasta fuertemente con las manos y rostros de Adele Bloch Bauer. Esta obra representa el fin de la denominada "fase dorada" de Klimt.


"Danae" (1907)


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De nuevo Klimt usó la mitología para demostrar que el erotismo se encuentra en nosotros desde tiempos ancestrales. En esta ocasión lo hizo con el mito de Danae siendo seducida por Júpiter, quien tomó una forma de lluvia dorada para así acercarse a ella. La desnudez y el cuerpo le dan un erotismo sin igual, sin embargo es la sutileza de nuevo la que hace de la pintura una obra maestra del arte y la sexualidad. La cara de Danae, soñando pero sintiendo; esos labios entreabiertos que dibujan la extraña sensación de alguien que no sabe lo que sucede, pero que no desea que pare; los dedos rígidos aferrándose a lo que conocen y sobre todo la capa de seda que permite ver un poco más del cuerpo creando un juego voyeurista del que es difícil escapar. 

"Esperanza II" (1907)



Una de las obras más hermosas de Klimt y una de las más poderosas también. Una hermosa mujer embarazada mira hacia abajo tal vez con la esperanza de que su bebé nazca sano, pero también podría rezar por el peligro de perder a alguien que aún no nace. Cerca del vientre se encuentran dos calaveras que sumergen como anunciando una mala premonición y en el fondo tres figuras femeninas cuyos colores vivos parecen rezar y anunciar que todo saldrá bien. Vida y muerte resumidas en un momento de tensión, pero también de belleza. 


"El friso de Beethoven" (1902)

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Creado para ser exhibido durante una exposición dedicada al famoso músico, Klimt quiso ilustrar el deseo humano por la felicidad en un mundo lleno de dolor y miedo. El fresco fue vendido a un coleccionista privado, por lo que se apartó de la vista pública y fue hasta los años setenta que el gobierno austriaco lo compró. Aún así, ellos tampoco dejaron que la gente lo viera durante años y fue hasta 1986 cuando la gente pudo apreciar una de las mejores obras de arte del siglo XX.


"El árbol de la vida" (1905)


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Sin lugar a dudas una de las mejores representaciones de un elemento que ha sido utilizado en la Filosofía, Teología y más desde hace siglos. Mientras unos consideran la obra como una fiel representación de un árbol que conecta la tierra y el cielo, para otros se trata de una mezcla entre lo masculino y lo femenino: lo primero a través de las figuras fálicas y lo segundo mediante el crecimiento orgánico y delicado que se puede apreciar en las curvas de la obra.


Klimt ha demostrado que el cuerpo, la naturaleza y el símbolo pueden unirse pictóricamente para dar paso a obras de arte que se se quedarán contigo toda la vida. El pintor demostró que el arte puede ser hermoso y al mismo tiempo inquietante. Retomando importantes mitos y haciendo uso del erotismo y la sutileza, el artista logró entregarnos algunas de las piezas más importantes que el arte pudo tener, además de ser parte de las vanguardias que cambiaron el mundo y por eso siempre será recordado. 

Mujeres extranjeras que desafiaron al machismo y cambiaron el arte en México
Publicado el: 09/03/19

Las dos guerras mundiales que sacudieron Europa en el siglo XX ocasionaron que su población buscara refugio ante el caos, y las amenazas del nazismo provocaron un éxodo de judíos que vieron en América la oportunidad de un nuevo inicio. Muchos artistas llegaron durante esa época a México, lejos de las bombas y los genocidios, y en nuestro país se encontraron con el apogeo de una revolución cultural impulsada por el arte y las ideas comunistas del muralismo en el eterno contraste con la tradición y el arte popular. 


La nación surrealista, bautizada por Breton, recibió a las mujeres del exilio con alebrijes y máscaras, con paisajes seductores para la cámara y el espíritu vanguardista que anhelaba nuevos lenguajes para convertir al arte en una trinchera social. Ellas derribaron las barreras culturales y aportaron grandes obras a nuestra historia del arte nacional. 


Por eso, te presentamos algunas de esas artistas que convirtieron a México en su hogar e inspiración, mujeres extranjeras que se abrieron paso entre el machismo mexicano, provenientes de una mentalidad sociocultural distinta, en busca de la libertad de expresión que las armas callaron. 




Angelina Beloff

1879-1969





A esta artista de origen ruso la historia la relegó al papel de la primera esposa de Diego Rivera, a quien conoció en París cuando ella iniciaba su carrera artística. Angelina se desarrolló en la pintura, en el grabado y en el teatro de títeres; mezcló el estilo europeo y clásico de marionetas con la cultura y el imaginario mexicano surrealista y místico. Vivió en México durante 37 años, fue donde produjo la mayor parte de sus trabajos y destacó en el teatro infantil, creaba las escenografías en óleos y acuarelas, y los personajes con máscaras estaban inspirados en las fiestas religiosas y el folclor. No le bastó con ser exponente de esta disciplina, también fue una de las promotoras involucradas en que la SEP apoyara el teatro de muñecos como una herramienta didáctica de enseñanza. 


Escribió e ilustró libros para niños con grabados en madera, aunque encontrarlos hoy es casi imposible. En Europa fue alumna de Cézanne y Matisse, lo que le otorgó una técnica y pensamiento vanguardista, así que vino a México convencida de que el arte tenía una función y un artista debía ser un agente de cambio, por ello trabajó como maestra en la Secretaría de Educación Pública; además fue miembro de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, la Sociedad Mexicana de Grabadores, la Sociedad para el Impulso de las Artes Plásticas y el Salón de la Plástica Mexicana. 


A pesar de su trayectoria, han sido pocas las exposiciones de su obra y se enfocan, sobre todo, en su producción gráfica, dejan de lado su activismo en favor de la educación. Angelina Beloff trabajó para la niñez mexicana, pero murió como un personaje opacado por la figura del muralista que la introdujo a este país, su vida puede leerse en la novela "Querido Diego te abraza Quiela" escrita por Elena Poniatowska, pero su obra permanece casi desconocida por el imaginario común. 





Rosa Rolanda

1895-1970





Fue una artista estadounidense, expresiva bailarina, coreógrafa y diseñadora de vestuario, además de ser una talentosa artista visual y coleccionista. Inició su camino en las artes como bailarina en la compañía "Marion Morgan Dancers"en Broadway, hasta que se separó del grupo para trabajar con sus coreografías mientras estudiaba diseño de vestuario para complementar sus piezas en el escenario. Bailando inició su relación con la fotografía, cuando muchos fotógrafos la invitaban como modelo, entre ellos el surrealista Man Ray con quien aprendió que los discursos visuales podían ser revolucionarios. 


Con Miguel Covarrubias viajó a México, donde se interesó en el trabajo de Tina Modotti y Edward Weston, quienes se convirtieron en sus grandes amigos y compañeros de viajes. Continuó modelando para sus amigos pintores y fotógrafos, hasta que tomó los pinceles y empezó a trazar retratos de sus amigas. Su técnica en la pintura y la fotografía fue autodidacta, revelando gran capacidad de observación. Logró retratos íntimos de sus amigos, el círculo intelectual y artístico mexicano, pero imprimió la misma mirada sensible ante las fotografías de niñas, niños, mujeres indígenas, personajes en fiestas populares y autorretratos. En la pintura describía su estilo como neofigurativo, caracterizado por rostros de piel morena y ojos expresivos, vistiendo coloridos trajes típicos en las calles empedradas rodeadas de tradición. 


Sus objetos personales y algunas de sus obras fueron recuperadas por Luis Barragán, heredero y albacea de Rosa, pero sus contribuciones al arte mexicano continúan inadvertidas. Rosa Rolanda pintaba por placer y genuina pasión, la cámara la adoptó por naturaleza, y los escenarios conservan la herencia de una mujer opacada por la historia mexicana.





Tina Modotti

1896-1942




En 1923 Tina Modotti llegó a México, después de haber emigrado hacia América huyendo del fascismo italiano. A su llegada se encontró con una nación que aún vivía los estragos de la posguerra, secuelas económicas y sociales que Tina retrató. México enfrentaba los roces de la tradición y la modernidad, la injusticia que relegaba a las clases trabajadoras y a los indígenas, quienes paradójicamente eran la mayor parte de la población. Tina fue revolucionaria y activista, así que se identificó con los ideales de la Unión Mexicana de Artistas, encabezados por los muralistas. Se afilió al Partido Comunista Mexicano como muestra de su radical postura política, y su presencia causó escándalo entre las críticas conservadoras por su llamativa y liberal personalidad. 


En 1929 su esposo Julio Antonio Mella fue asesinado a balazos; se convirtió en la única testigo por lo que la acusaron de complicidad, pero al no hallar pruebas la liberaron. Tiempo después de nuevo se enfrentó a la justicia mexicana al ser acusada de formar parte de un intento de asesinato dirigido al presidente Pascual Ortíz Rubio, sin pruebas pero como medida de cautela por sus ideas radicales, fue expulsada del país enfrentándose a un nuevo exilio. 


Se refugió en Berlín para dedicarse a la fotografía de prensa; después vivió un tiempo en Moscú donde abandonó la fotografía para convertirse en activista de la Cruz Roja. Al iniciar la Guerra Civil en España, acudió no con la intención de documentarla, pues sentía que ser testigo pasivo tras el lente de una cámara iba contra sus principios, así que participó en la lucha armada y también como espía, además de ser voluntaria en los hospitales. En 1939 regresó a México, con el apoyo del presidente Lázaro Cárdenas, donde vivió hasta su muerte de un paro cardíaco.


Como fotógrafa, dejó de lado las formas puras de los objetos y los detalles arquitectónicos, para evidenciar las manos cansadas de lavar y las manos agrícolas que sostenían las esperanzas y el sustento de familias enteras. Implacable guerrera social en sus obras abstractas y minimalistas, pero en la vida apasionada idealista con el coraje suficiente para cambiar la cámara por las armas y luchar por la justicia social, siempre incansable tal como la recuerda Pablo Neruda en la tumba donde descansan sus restos:


"Tina Modotti, hermana, no duermes, no, no duermes;

tal vez tu corazón oye creer la rosa 

de ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa".





Tina Modotti 

"Dos tehuanas con jicalpextle"

Plata sobre gelatina 

Siglo XX 

21.2 x 15.6 cm 

Impresión de negativo original del Comitato Tina Modotti. Trieste, Italia.






Gisele Freund

1908-2000





Nació en Berlín y salió de Alemania en 1933 por la persecución de Hitler, ella era judía y comunista. Emigró a Francia y participó en las manifestaciones de Frankfurt en contra del nazismo, pero por seguridad se despidió de Europa y continuó su exilio en Argentina, aunque su vocación como fotoperiodista la convirtió en turista, por lo que realizó foto reportajes en Chile, Bolivia, Brasil y Ecuador. Trabajó para la famosa agencia Magnum en colaboración con Robert Capa, pero fue despedida por sus fines políticos cuando su nombre apareció en el Comité de Actividades Antiestadounidenses.


Se mudó a México durante la década de los 50 con la misión de usar la fotografía como medio de comunicación, pero también como un arte que penetrara hasta las fibras más sensibles de los seres humanos, creía en las imágenes como vehículo de empatía. Sus ideas fueron inmortalizadas en el libro "La fotografía como documento social", un profundo análisis de la fotografía desde sus funciones y posibilidades en el ámbito político, artístico y sociológico. 


Ciudadana del mundo, realizó reportajes para las revistas Time y Life, entre otras. Retrató personajes como Virginia Woolf, Simone de Beauvoir y Frida Kahlo. Fotógrafa autodidacta, con la mirada pionera en el color, crítica de su contexto al ser testigo de la preguerra que le arrebató su hogar, y aunque la vida la convirtió en viajera, encontró en cada lugar que habitó las historias que necesitaban ser contadas, así como los personajes que debían quedar inmortalizados. 


“Una fotografía nunca puede decir más de lo que ve el fotógrafo. El verdadero valor de una depende de la habilidad del fotógrafo para seleccionar, entre un cúmulo de detalles que llaman la atención y que confunden a la vez, aquellos que le parecen los más característicos…”.

Gisele Freund





Kati Horna

1912- 2000




Su origen era húngaro, pero creció y vivió en Berlín, y, al consolidarse el nazismo, viajó a París donde inició su carrera en el fotoperiodismo. Años después se mudó a Barcelona junto con Robert Capa, como fotorreportera encomendada por la Confederación Nacional del Trabajo. Se definió como anarquista, y durante la Guerra Civil Española retrató el dolor de las mujeres que amamantaban a sus hijos en medio de los bombardeos, la cotidianidad entre los escombros y los niños en busca de la infancia que las armas les arrancaron. Se convirtió en editora gráfica de la revista Umbral; sus fotografías no eran documentales, no tenían como objetivo ilustrar las noticias y las cifras, a Kati Horna le preocupaba entender con la cámara cómo se puede continuar la vida sin permitir que ataquen lo único que nos mantiene con vida: la esperanza. 


No era la primera vez que despertaba su interés por la vida cotidiana, en Berlín solía retratar "el insólito cotidiano", como denominaba a aquellos objetos que estaban presentes en la rutina; después, con Wolfgang Burger humanizaban frutas, verduras, muebles o cualquier elemento que pudiera protagonizar historias de amor o caricaturas políticas. En 1939, Kati y José Horna fueron afortunados beneficiados del programa ordenado por el presidente Lázaro Cárdenas que aceptaba refugiados, pues cuando Francia fue invadida por los nazis acudieron a la Embajada Mexicana solicitando asilo. 


Se establecieron en la Ciudad de México, donde Kati se refugió en el surrealismo y en la amistad de Remedios Varo y Leonora Carrington, quizás este par de artistas fueron para ella el antídoto y el escape a la razón humana que vio causar muertes masivas. Retrató a sus amigas mientras jugaban con la ficción y las máscaras, colaboró con Alejandro Jodorowsky en sus famosos "efímeros pánicos", y realizó una serie de retratos en el hospital psiquiátrico de La Castañeda, para mostrar, de nuevo, el interés de capturar el alma humana de los marginados en un contexto de locura social. 


En 1979 ofreció al gobierno español 270 negativos del período entre 1937 y 1938, un archivo documental hasta entonces desconocido de la guerra, los cuales finalmente fueron donados al Ministerio de Cultura española en 1983. Kati Horna, la "obrera del arte", se mantuvo comprometida con la denuncia, conoció en carne el desconcierto de ser exiliada por dos guerras y debido a eso su fotografía no fue periodística, el gran valor de sus obras fue su poder testimonial, en sus palabras: “La cámara no es un obstáculo ¡es uno mismo!”.







Elizabeth Catlett

1915-2012




Fue escultora y artista gráfica afroamericana nacionalizada mexicana, sus obras contenían gran peso político por la multiculturalidad y el choque de ideologías que enfrentó durante su vida. Eligió como compañeros a la madera, la piedra y el bronce. En 1946 se mudó a México, país que se convertiría en su hogar durante el resto de su vida. 


Fue miembro del taller de Gráfica Popular, ya que concordaba con sus ideales políticos, pero sus obras se caracterizaron por contener símbolos del "Black power", y por retratar personajes como Martin Luther King Jr. y el escritor Phyllis Wheatley. Utilizó el arte como estandarte para teñir con dignidad la piel negra, generar empatía en la belleza afroamericana y esculpir las coincidencias entre las razas humanas. Catlett compartió con los muralistas mexicanos la idea de que el arte y la cultura debían movilizar a las masas y ser un medio de comunicación para desafiar el status quo. Mujeres, madres, trabajadoras e indígenas fueron retratadas por Catlett como heroínas anónimas que luchaban por la equidad de género y color de piel, así como por la utopía de un mundo en el que la clase social no obstaculizara la libertad y los Derechos Civiles. 




Fanny Rabel

1922-2008




"Fanny Rabinovich pinta como vive, con enorme valor, inteligencia y sensibilidad agudas, con todo el valor y la alegría que le dan sus 20 años. Pero lo que yo juzgo más interesante en su pintura, es la raíz profunda que la liga a la tradición y la fuerza de su pueblo. No es pintura personalista, sino social. Le preocupan fundamentalmente los problemas de clase, y ha observado con una madurez excepcional, el carácter y el estilo de sus modelos, dándole siempre una viva emoción. Todo esto sin pretensiones, y llena de feminidad y finura que la hacen tan completa".


Con esas palabras describía Frida Kahlo a Fanny Rabel, una artista de origen polaco considerada la primera muralista de México. Además de la pintura mural, pintó en caballete, y se desarrolló en el grabado y el diseño de escenografía; su trabajo manifestó una crítica social y una perspectiva de género. Perteneció al grupo "Los Fridos", quienes se juntaban en la Casa Azul de Coyoacán, en aquellas reuniones se acercó al reservado círculo de las artes, con el fin de cultivar de manera inteligente relaciones que le abrieron las puertas al panorama cultural. 


Asistió a Diego Rivera en el Palacio Nacional y a Siqueiros en el Sindicato Mexicano de Electricistas, con quienes compartía el interés por representar a las comunidades marginadas, fue una de las primeras artistas en utilizar el arte para denunciar problemas ecológicos, como lo hizo en la serie “Réquiem por una ciudad”, en la que denunció los daños causados por el smog, el tráfico y el exceso de basura; también denunció la falta de comunicación humana, la contaminación del aire y del suelo. La obra de Fanny Rabel es nostálgica y reflexiva, no con el carácter violento de denuncia empleado por los muralistas, pues prefería destacar el aspecto humano, la empatía y una preocupación real por el mundo que le rodeaba.





Mariana Yampolsky

1925-2002






Nació en Chicago, lugar a donde viajaron sus padres para escapar de la guerra, ambos eran judíos, él ruso y ella alemana, por lo que huyeron de los nazis hacia Estados Unidos, donde se conocieron y formaron una familia con espíritu revolucionario y sed de justicia; Mariana fue criada con gran consciencia social. En 1945 viajó a México para convertirse en pintora y escultora, fue la primera mujer en formar parte del Comité Ejecutivo del Taller de Gráfica Popular. México la conquistó, se naturalizó en 1958 y su acercamiento a la cámara quizá no hubiera ocurrido en otro lugar, pues lo hizo para capturar los contrastes de un país que se le presentaba diverso y asombroso. Dedicó su vida a retratar las comunidades indígenas y la arquitectura rural que se integraba al paisaje en materiales y colores. 


Su acercamiento a estas comunidades la convirtió en promotora del arte popular, en el Fondo Editorial de la Plástica Mexicana trabajó junto con Leopoldo Méndez en la edición de libros sobre la obra de José Guadalupe Posada, el muralismo mexicano y, desde luego, el arte popular; es sobre esto que trata su primer libro "Lo efímero y lo eterno del arte popular mexicano", publicado junto a Manuel Álvarez Bravo. 


Protagonizó numerosas exposiciones, más de 50 individuales que celebran su trabajo fotográfico, el cual es un recorrido visual por la diversidad nacional. Consciente de que le debía su obra al alma mexicana, se negó a las propuestas de la Universidad de Texas y la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos interesados en comprar sus negativos al afirmar: “Soy mexicana y no quiero que salgan de México". Gracias a ello, su obra entera se conserva en 60 mil negativos al resguardo de la Fundación Cultural Mariana Yampolsky, en el museo ubicado en la casa que la fotógrafa habitó en la Ciudad de México. 





Algunas obras de estas valientes, radicales e invencibles mujeres pertenecen a la colección del Museo Nacional de Arte MUNAL, en su acervo que resguarda y difunde la creación artística producida en México, por locales y extranjeros, entre 1550 y 1954. 










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10 famosas pinturas que evocan el amor y la sensualidad
Publicado el: 18/02/19

Cortesanos, reyes, esclavos, pintores, intelectuales, presidentes, gobernadores, emperadores, carceleros y gente común, disfrutaron y disfrutan el amor y la sensualidad de una caricia en cualquier momento. No hay que esperar mucho para saber que alguien nos atrae de un modo que ninguna otra persona lo hace, y cuando nos damos cuenta que algo ocurre no lo controlamos, no podemos remediarlo con nada. Si está prohibido intentamos ocultarlo, pero los poros transpiran esa pasión que intentamos resguardar bajo miradas y pláticas casuales. De lo único que nos damos cuenta es que sentimos algo diferente por esa persona, algo que no cabe en una definición exacta: sensualidad, atracción, amor y pasión podrían conjugar los sentimientos múltiples que tenemos por nuestro nuevo amor.


Esa es tal vez una de las escenas más míticas y duraderas en nuestra cabeza. Una escena donde dos miradas se unen y conjugan un nuevo espíritu de pasión que nos hacen pensar que el amor existe. La sexualidad es clave, el acercamiento fundamental y poco a poco, nos damos cuenta de que no podemos escapar ante el hechizo de cupido. Es evidente a simple vista, porque como diría el cantante John Paul Young, "el amor está en el aire". Los demás, testigos del romance que los transforma, simplemente sonreímos cuando vemos que el otro es feliz, porque su felicidad también nos invade y nos hace plenos al menos por un instante. El pretexto del amor y la sensualidad se convierte en la mejor obra de inspiración para las artes; escritores, pintores, escultores y poetas hacen odas al amor, a esa pasión que no se oculta y que se demuestra con una simple mirada que transforma a las personas y las hace felices.


Te presentamos las pinturas que demuestran mejor que ninguna otra, el amor y la sensualidad.



Girando sobre la noche oculta, Egon Schielesobre la noche oculta

En las pinturas de este artista expresionista, los cuerpos desnudos de hombres y mujeres representan sensualidad desbordante. Los planos se segmentan y las líneas se fracturan para mostrarnos figuras desnudas llenas de erotismo. Con sus pinturas que parecieran espasmos, las contorsiones tienen escenas masturbatorias y signos de autoafirmación que pelea contra el pudor moralista de la época. El público se convierte en testigo de un erotismo herido y replegado sobre sí, y así capta los límites de la condición humana.


El sueñoPablo Picassoel sueno picasso



Con su estilo, Pablo Picasso representa una mujer que duerme recostada sobre un sillón con el rostro partido en dos y los senos descubiertos. El rostro sensual que se dibuja entre trazos cubistas es de la mujer que la vuelve loco: Marie-Thérèse Walter, su musa, su inspiración a quien le doblaba la edad. El contenido erótico de su pintura es notable a simple vista, incluso muchos lo acusaron de pintar un pene erecto en la cara de su musa, simbolizando el propio.


Los amantes en las lilas, Mark Chagall

los amantes en las lilas

Entre los sueños y el folclor, Chagall desarrolló un estilo distintivo muy personal. Se acercó a muchos movimientos como el fauvismo, el cubismo, el expresionismo y el surrealismo, pero se mantuvo coherente y fiel a lo que buscaba hacer desde el principio. En sus pinturas siempre demostró el amor por su mujer, Bella, el encuentro por la vida parisina y la excelsa relación con su madre. Siempre buscó reflejar el amor en éxtasis como en esta obra, absortos y profundamente enamorados. Apostó al 100 por ciento por el amor, emoción triunfante ante los obstáculos de la vida. En una ocasión dijo “A pesar de todos los problemas de nuestro mundo, en mi corazón nunca abandoné el amor en que fui criado o la esperanza del hombre en el amor".

La novia judía, Rembrandt van Rijnjewish bride

Un retrato que oculta a sus protagonistas en el misterio de no saber quiénes son, algunos aseguran que se trata de los personajes del viejo testamento: Isaac y Rebeca. Esa ambigüedad de la pintura es la misma que le da un carácter de amor universal, en el que la ternura desborda ante el artista. Ambos demuestran el amor tierno que en ese entonces se procuraba ante la vista de extraños. Se miran con sigilo y sin que nadie se dé cuenta, se observan con gran romanticismo.



Pigmalión y Galatea, Jean-Léon Gérômepigmalion y galatea

Con alto dominio del color y técnica pictórica, Jean-Léon Gérôme crea una pintura que recrea el mito griego en el que Pigmalión, rey de Chipre, busca a su mujer perfecta para contraer matrimonio pero como no encuentra a una, decide crear esculturas preciosas para compensar la ausencia de una mujer real. Sus creaciones son tan bellas que se enamora de una de sus estatuas y con la ayuda de Afrodita, sueña que su mujer cobra vida, "al verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo mezclado con temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez y se cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al explorarlas con los dedos", cuando despertó, Afrodita se conmovió tanto que la hizo real.



El beso, Gustav Klimtbeso

Un beso lleno de pasión que nos parece el momento cumbre del amor es lo que parece suceder en esta pintura, pero no es así. Estudios recientes aseguran que se trata de una interpretación del mito de Ovidio, Apolo, maldecido por Eros por burlarse de él. Disparó una flecha de oro a Apolo, quien se volvió loco de amor por Dafne, a quien Eros disparó una flecha que provocaba desprecio y desdén. Cuando él intentó acercarse a ella, Dafne pidió auxilio y su padre la convirtió en laurel. Según esta teoría, El Beso de Klimt representa el momento exacto en el que Apolo la toma fuertemente con sus manos, lleno de deseo y pasión, mientras ella está a punto de cambiar de forma.


Enamorados, Pierre Auguste Renoirlos enamorados

Esta escena es protagonizada por la actriz Henriette Henriot y el pintor Franc-Lamy, quienes, envueltos en una atmósfera natural, representan las tonalidades básicas del impresionismo. Ella sonríe sin querer con la fuerza de saber que alguien los pinta, mientras que él la mira detenidamente, capturado por su belleza, anclado a su cuerpo del que parece no poder alejarse por más esfuerzo que haga.


Los amantes, René Magrittemagritte2-copia

Un amor frustrado, tema común en la pintura de Magritte, es lo que observamos en esta obra. Una barrera con una tela blanca se forma ante los rostros de dos amantes que necesitan las caricias íntimas del otro, un beso que se transformaría en pasión, frustración y soledad. Algunos aseguran que Magritte en realidad intentó mostrar la naturaleza real de casi todas las relaciones íntimas.


Los felices azares del columpio, Jean-Honoré Fragonardthe swing



Llena de simbolismo, esta obra habla sobre una relación extramarital de la joven que se columpia mientras su marido empuja, abajo del lado izquierdo, un hombre, escondido entre los matorrales, no sólo espera a su amante, también observa bajo su falda cada que ella se mece en el columpio. El marido queda relegado a la sombra y ella, feliz, mira a su amante. Pertenece al siglo 18, con estilo Rococó.


El sueño, Gustave Courbet


Este cuadro fue un encargo del diplomático turco Khalil Bey, en el que Courbet representa una de las primeras escenas lésbicas de la historia. El pintor decide representar a las mujeres como en realidad son, sin una idealización de su cuerpo. Ellas duermen entrelazadas en un sueño profundo. La luz es el elemento central de esta obra, pues hace que los cuerpos resalten y acentúa el erotismo de la composición. Courbet fue uno de los pintores más polémicos por sus desnudos en el arte, como su pieza El origen del mundo, en la que una vagina ocupa todo el cuadro.